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lunes, 19 de noviembre de 2012

29 de Noviembre. Día de San Andrés



La Fiesta de San Andrés, la noche del 29 al 30 de noviembre, “se tapan” los vinos en Canarias. Hecho que marca la culminación de la fermentación de los caldos. A partir de aquí, los cascos de vino con tapas de corcho o trozos de tabaiba envuelta en tela de saco marcan la época de su consumo. 


Acompañando este hecho, aparecen en las calles de los pueblos del Valle de La Orotava decenas de chiquillos tirando de “los cacharros”, latas de conservas enhebradas con un alambre o “verga” –los más “zangalotes” con neveras, bidones y hasta coches viejos-, haciendo ruido por el rozamiento de éstos con los adoquines o el asfalto. Esta manifestación tiene algunas variantes, según los pueblos, en función
del material utilizado para producir el ruido. Tal es el caso de San Juan de La Rambla, La Guancha o Icod de Los Vinos, donde “los cacharros” son sustituidos por el denominado“carro de San Andrés” “las tablas” -madera untada con grasa o cera para permitir su deslizamiento- de diferentes tamaños en función del número de personas que montadas sobre ellas se “tiran” por las pendientes calles de adoquín. Menos conocido, pero también presente en zonas como La Corujera en Santa Úrsula, son los “carros de madera con ruedas de rodillos”. Podemos decir que estamos ante una fiesta de carácter comunitario donde las familias y amigos –y los chiquillos y chiquillas- se reúnen en torno a un brasero donde se tuestan las castañas o se guisan con agua, sal y matalaúva que se acompañan con un buen mojo, un pedazo de pescado salado o sardina y batatas del país.


 Son múltiples y de diferente origen las versiones sobre el inicio de esta festividad. Unas de carácter religioso, como la que sostiene que “San Andrés era <cojo>, llegó  <borracho> y cargado de cacharros a fines de noviembre y no el día primero como todos los santos. Otros afirman que el santo cogió tal borrachera que se quedó dormido y hubo que despertarlo con el <ruido de cacharros> que <los niños> le habían colgado de sus ropas. Algunos curas ven una relación con el martirio del santo, en el que éste fue sacrificado y arrastrado. Por último hay quienes afirman que se trata de la institucionalización de una costumbre en las islas, por la cual durante la acción de las plagas de langostas se hacían correr cacharros para ahuyentarlas”.


   Alberto Galván Tudela, en su trabajo sobre las Fiestas Populares en Canarias también apunta la posibilidad de una festividad asociada al vino y a los bodegueros, “...Una vez hecho el mosto, éste se deja fermentar en un tonel y se le deja reposar ocho o diez días. A partir de entonces, el vino se pasa a otro tonel que debe estar limpio. Tal limpieza se realizaba con una lejía especial extraída de algunas plantas y con agua salada. Para conseguir el agua salada, bajaban desde las bodegas a la costa y limpiaban de esta forma los toneles, al menos en los primeros momentos. Debido a la inexistencia de medios de transporte apropiados los hacían rodar por las pendientes, y algunos incluso afirman que utilizaban unas tablas, <las corzas>,para evitar que se dañara la estructura del tonel”.